San Mateo
14,13-21
En este Evangelio nos posamos en la mirada tierna de Jesús,
aquella mirada que "vió, se compadeció y sanó". Mirada que nos
custodia, que nos envuelve y sana en el peregrinar de nuestras vidas.
Y
encontramos que se hacía tarde, estaban en una zona desértica y la gente tenía
hambre. Pero los discípulos tenían sólo cinco panes y dos pescados y así se lo
hicieron saber a Jesús. Jesús lo sabía, pero Él siendo el Amor, sabe que el
Amor no tiene límites, que no tiene imposibles, porque el mismo Amor es
milagro.
Aquí nace la
gran misión para los apóstoles, misión que hoy resuena con la misma firmeza que
aquella vez: "Denles ustedes de comer". La humanidad sigue teniendo
hambre como aquella multitud, sigue teniendo hambre y sed de Dios. Así la
mirada de Jesús se posa en nosotros invitándonos a ésta desafiante misión de
darles de comer a los que tienen hambre de escucha, de paz, de perdón, de pan,
de dignidad, de esperanza, de Amor… Dios es el alimento que el hombre busca.
No nos
detengamos ni preocupemos por lo poco que aparentemente tenemos. Porque aquí el
alimento que podemos dar son nuestros talentos, brazos, oídos, tiempo, y todo
ello se nos fue dado por Dios y como todo lo que viene de Dios siempre es
grande.
María
Santísima nos ayude a levantar nuestras manos para darlo y también para
recibirlo porque nunca dejamos de tener ansias de Dios sabiendo que en ésas
doce tinajas que sobraron, ahí está nuestro alimento de Cielo que es la
Eucaristía que nos transfigura en Cristo.
La iglesia
celebra también hoy a San Alfonso nació cerca de Nápoles el 27 de septiembre de
1696. Siendo aún niño fue visitado por San Francisco Jerónimo el cual lo
bendijo y predijo para él grandes bendiciones y sabiduría. A los 16 años, caso
excepcional obtiene el grado de doctor en ambos derechos, civil y canónico, con
notas sobresalientes en todos sus estudios