San Mateo 5,17-19
En primer lugar, dar cumplimiento.
A veces uno descubre en la vida de los demás o en la propia
vida que quiere cumplir por cumplir, Como que estamos atados a la ley, a las
reglas a una norma, hacemos lo que hace la mayoría, pero por cumplimiento nada
más, no porque le busquemos un sentido verdadero, un sentido profundo a lo que
hacemos. Pero acá el Señor habla de dar cumplimiento en otro sentido. Él se refiere
a la plenitud, a llevar todo a su plenitud. El punto de partida es encontrar,
reconocer, descubrir lo que es el Padre para ti , porque Jesús vino para que
tengas vida y vida en abundancia.
El Señor te quiere pleno y feliz,
y no vacío y errante.
En segundo lugar, enseñar con caridad.
El Señor habla de enseñar. Lo que la multitud amaba y
admiraba de Jesús es que él era diferente a los demás profetas, a los demás
maestros de su tiempo. Vemos que obraba con poder y hablaba con autoridad. Eso
es lo que llamaba la atención, lo que atrae. Jesús es coherente y tiente una
forma de decir las cosas clara y concisa pero, sobre todo, se conmovía con caridad. Creo que es una de
las actitudes que podemos trabajar día a día, nuestra conducta y nuestro modo
de decir las cosas. Porque bueno, a veces nos falta caridad.
En tercer lugar, hacer lo que se dice y decir lo que se
hace.
Otro aspecto de la coherencia viene con el decir y el hacer.
“Que tu sí, sea sí y que tu no, sea no”, como dice san Pablo. Jesús era coherente
porque no borraba con el codo lo que escribía con la mano. La coherencia en
nuestra vida nos hace creíbles para lo más importante: mostrar a Dios a los
demás. Recuerda lo que decía san
Francisco de Asís : predica el Evangelio en todo momento y, si es necesario,
usa las palabras.