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6 de febrero

 

Marcos 7,1-13

En este pasaje, algunos fariseos y escribas se acercan a Jesús mientras está comiendo con sus discípulos. Estos líderes religiosos notan que los discípulos de Jesús comen sin lavarse las manos según la tradición de los ancianos. Por lo tanto, cuestionan a Jesús acerca de por qué sus discípulos no siguen esta práctica.

Jesús responde fuertemente a los fariseos y escribas, citando las palabras del profeta Isaías: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí". Él les dice que están más preocupados por mantener las tradiciones humanas que por obedecer los mandamientos de Dios.

En esta historia, encontramos una enseñanza valiosa sobre la importancia de tener un corazón sincero y una fe genuina en lugar de enfocarse únicamente en las tradiciones externas. Jesús enfatiza que lo que realmente importa es la actitud del corazón hacia Dios, más que las prácticas externas que pueden parecer piadosas

Esto nos lleva a reflexionar sobre nuestras propias vidas y prácticas religiosas. ¿Estamos cumpliendo con nuestras tradiciones solo por cumplir, o tenemos un corazón verdaderamente comprometido con Dios? ¿Estamos más preocupados por las expectativas y opiniones de los demás o por agradar a Dios en todo lo que hacemos?

Además, este pasaje nos desafía a examinar nuestras prioridades y alinearlas con las enseñanzas de Jesús. A veces, podemos estar tan enfocados en nuestras tradiciones y reglas religiosas que nos olvidamos de lo esencial: amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Jesús nos recuerda que lo más importante es tener un corazón transformado y obedecer los mandamientos de Dios.

Este pasaje nos llama a examinar nuestras motivaciones y prioridades en la vida cristiana. Nos desafía a tener un corazón sincero y una fe genuina, priorizando el amor a Dios y a nuestro prójimo por encima de las tradiciones externas. Que podamos vivir cada día con un corazón verdaderamente comprometido con Dios.