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24 de enero

 

Marcos 4,1-20

El pasaje de Marcos 4,1-20 presenta la conocida parábola del sembrador, en la que Jesús compara la difusión de la palabra de Dios con la siembra de semillas en diferentes tipos de suelo. Algunas semillas caen en terreno duro, otras en terreno pedregoso, otras entre espinos y otras en tierra fértil, y cada tipo de suelo representa la disposición de las personas para recibir y vivir la Palabra de Dios.

Basándonos en este texto, la reflexión invita a considerar cómo nos preparamos para recibir la Palabra de Dios en nuestras vidas. Así como el labrador prepara el suelo para la siembra, nosotros también debemos preparar nuestros corazones para recibir la semilla de la Palabra de Dios de manera fructífera.

La reflexión nos desafía a examinar nuestras actitudes y disposiciones internas, buscando ablandar cualquier dureza, remover las superficialidades y limpiar de malas influencias nuestros corazones, para que así podamos ser receptivos a la Palabra de Dios y dar frutos de fe, amor y buenas obras.

Además, la reflexión reconoce que esta tarea de preparar nuestros corazones para recibir la Palabra de Dios no es algo que podamos hacer únicamente con nuestras propias fuerzas, sino que necesitamos contar con la gracia y el poder de Dios para lograrlo.

Este texto evangélico nos invita a reflexionar sobre la disposición de nuestros corazones para recibir la Palabra de Dios, y nos desafía a prepararnos de manera activa, buscando eliminar obstáculos y acondicionar nuestros corazones para ser receptivos a la obra transformadora de Dios en nuestras vidas.