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13 de enero

 

Marcos 3,13-19

Este pasaje de Marcos nos invita a reconocer que la elección de los apóstoles por parte de Jesús no fue un acto casual, sino que tuvo lugar en un contexto especial, en la presencia de Dios en el monte. Esto nos muestra que la elección de los discípulos no fue simplemente una decisión humana, sino que fue guiada por la voluntad divina.

El hecho de que Jesús subiera al monte para hacer esta elección resalta la importancia de buscar la presencia de Dios en nuestras vidas. Así como los montes mencionados en la Biblia son lugares significativos donde la presencia divina se hace presente, nosotros también debemos buscar momentos de encuentro con Dios, ya sea a través de la oración, la meditación o la participación en la comunidad de fe.

En el monte, Jesús da nombre a aquellos a quienes elige como apóstoles. Esto implica que los apóstoles reciben una identidad y una misión específica. Del mismo modo, cuando fuimos bautizados, también recibimos un nombre y una vocación para ser misioneros de la buena nueva. Somos llamados a llevar el mensaje de amor y salvación de Dios a todos aquellos que encontramos en nuestro camino.

Es importante recordar que, al igual que Jesús capacitó a sus apóstoles para predicar y sanar, también recibimos la ayuda de Jesús para cumplir nuestra misión. Encomendamos a él nuestra labor y buscamos su guía y fortaleza. Él nos equipa con los dones necesarios y nos acompaña en cada paso.

Este evangelio nos invita a buscar la presencia de Dios en nuestras vidas y a reconocer nuestra identidad y vocación como discípulos misioneros. Somos llamados a llevar el mensaje de Jesús a los demás, confiando en su ayuda y fortaleza para cumplir nuestra misión.