Lucas 14,
25-33
Reflexionando
sobre este pasaje vemos que Jesús habla acerca del costo de seguirle y los
sacrificios que implica ser discípulo suyo.
En primer
lugar, Jesús dice que aquellos que quieran seguirle deben amarlo más que a cualquier
otra cosa, incluso más que a sus propias familias. Esto puede parecer
desconcertante, ya que valoramos y amamos a nuestras familias, pero Jesús está
destacando la importancia de poner a Dios en primer lugar y estar dispuestos a
renunciar a todo por Él.
Además,
Jesús habla de llevar nuestra cruz y seguirle. La cruz es un símbolo de
sufrimiento y sacrificio, y Jesús está diciendo que los verdaderos seguidores
deben estar dispuestos a enfrentar dificultades y renunciar a sus propios
deseos y comodidades para seguirle.
En cuanto a
la reflexión, podemos pensar en lo siguiente:
1. ¿Estoy
dispuesto a priorizar mi relación con Dios por encima de todas las demás cosas
en mi vida? ¿Estoy amando a Dios por encima de mis apegos y deseos terrenales?
2. ¿Estoy dispuesto
a llevar mi cruz y seguir a Jesús incluso cuando eso signifique sacrificio y
dificultades? ¿Estoy dispuesto a renunciar a mis propios deseos para hacer la
voluntad de Dios?
3. ¿Estoy
dispuesto a contar el costo de ser discípulo de Jesús? ¿Estoy consciente de que
seguirle implica compromiso y renuncias?
Esta
reflexión nos invita a evaluar nuestro compromiso con Jesús y a examinar
nuestras prioridades. Ser discípulo de Jesús no es una tarea fácil, pero la
recompensa de vivir una vida en comunión con Él y experimentar su amor y gracia
es incomparable.
Es
importante recordar que Jesús nos ama incondicionalmente y está dispuesto a
ayudarnos y fortalecernos en nuestro camino como discípulos suyos. Podemos
buscar su guía y orar para que nos dé la fuerza y la firmeza para seguirle,
incluso cuando enfrentamos desafíos y sacrificios.