San Lucas 21, 5-11
El Evangelio de hoy, nos presenta las palabras de Jesús
sobre la destrucción del templo de Jerusalén y los signos que precederán al fin
de los tiempos. Jesús advierte a sus discípulos que vendrán tiempos difíciles,
llenos de persecuciones y tribulaciones.
En este pasaje del Evangelio, vemos cómo Jesús rechaza la
idea de que la grandeza del templo es un signo de bendición divina y les
anuncia su destrucción. Él les dice: "No quedará piedra sobre piedra que
no sea derribada". Con estas palabras, Jesús está invitando a sus
discípulos a no poner su confianza en las cosas materiales ni en los símbolos
externos de religiosidad, sino en Dios mismo.
Además de la destrucción del templo, Jesús describe una
serie de señales y acontecimientos catastróficos que precederán al fin de los
tiempos. Habrá guerras, terremotos, hambres, pestes y signos en el cielo. Estas
palabras de Jesús pueden parecer desalentadoras, pero en realidad son una
advertencia amorosa y una llamada a la vigilancia.
Jesús nos recuerda que la vida en este mundo es pasajera y
que debemos estar preparados para el encuentro con Él al final de nuestros
días.
Nos invita a vivir
con sabiduría y prudencia, a estar atentos a los signos de los tiempos y a no dejarnos
llevar por el miedo o la desesperación.
En medio de las dificultades y pruebas, Jesús también nos
ofrece consuelo y esperanza. Él promete que aquellos que perseveren hasta el
final serán salvos. Nos anima a confiar en su amor y misericordia, sabiendo que
Él está siempre con nosotros, incluso en los momentos más difíciles.
Esta enseñanza de Jesús nos invita a reflexionar sobre la
importancia de tener una fe sólida y arraigada en Dios. En lugar de buscar
seguridad en las cosas materiales o en las circunstancias externas, debemos
aferrarnos a la roca firme que es Cristo.
Hoy, más que nunca, necesitamos recordar estas palabras de
Jesús y mantenernos firmes en nuestra fe. A medida que el mundo enfrenta crisis
y desafíos, debemos permanecer unidos en oración y servicio, confiando en que
Dios está obrando en medio de todo.
Que la palabra de Dios en este Evangelio nos fortalezca y
nos impulse a vivir con esperanza y confianza en medio de las pruebas y
tribulaciones. Que las adversidades no nos alejen de Dios, sino que nos ayuden
a crecer en nuestra relación con Él y a vivir según su voluntad.
Oremos para que el Señor nos dé la gracia de vivir en
constante vigilancia y preparados para su venida. Que podamos encontrar
consuelo en su amor y paz en medio de las tormentas de la vida.
Amén.