San Mateo 18, 1-5.10.12-14
La Palabra no deja de sorprendernos, ojala nunca deje de
hacerlo. Hoy nos presenta a los discípulos haciéndole una pregunta a Jesús, que
manifiesta que todavía no entendieron casi nada del Reino. ¿Quién es el más
importante en el Reino de los cielos? Los discípulos siguen pensando y viviendo
su ser discípulos desde parámetros totalmente distintos al de Jesús.
Él responde, sorprendiéndolos al poner a un niño en medio de
ellos y diciéndoles, “Si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los
cielos”. Para ser parte del Reino, se necesita cambiar, el Reino de Dios es
don, regalo y no mérito, y para recibir este don, se necesita un corazón
sencillo, humilde, dependiente y confiado en el Padre, como Jesús que se hizo
pobre, periferia, para Salvarnos, para rescatarnos.
“El Padre celestial no quiere que se pierda ninguno de estos
pequeños”, de este modo culmina la palabra de este día, nuestro Padre celestial
tiene mirada preferencial por los más pequeños, por los que tienen el corazón
de niño, por la periferia.
Después de tantos años, todavía nos cuesta al igual que a
los discípulos, pensar y hacer como quiere Jesús, muchas veces seguimos
pensando con parámetros distintos al de Jesús, porque nos creemos importantes,
porque creemos que somos nosotros los que hacemos merito para algo, porque
pensamos y miramos nuestra vida cristiana desde el hacer y no desde lo que
somos, hijos amados del Padre, porque nos cuesta mucho mirar y caminar nuestra
vida de discípulos desde la pequeñez, desde la periferia, desde la oveja
perdida.
En el día de hoy la iglesia celebra a Santa Teresa Benedicta
de la Cruz, la cual fue Judía de nacimiento, abraza la fe católica ya siendo
profesora de universidad y reconocida filósofa. Entra en las Carmelitas
descalzas y muere víctima de los nazis en Aushwitz. Canonizada por Juan Pablo
II el 11 de Octubre, 1998
Consideró su conversión a la fe católica como una conversión
también hacia una más profunda
identificación con su identidad judía.
Su testimonio ilustra dos temas inseparables: La unidad
entre el judaísmo y la fe católica y el valor del sufrimiento.