San Juan, 11-19-27
Cada 29 de julio la Iglesia universal recuerda la figura de
Santa Marta de Betania, hermana de María y Lázaro, amigos y discípulos de
Jesús. Santa Marta es patrona de los imposibles, del hogar, de las cocineras,
amas de casa, sirvientas, casas de huéspedes, hoteleros y lavanderas.
Es a ella a quien el Señor le dijo -tal y como consta en el
Evangelio de Lucas (10, 41-42)-: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por
muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido
la parte buena, que no le será quitada”.
A Santa Marta recurren los fieles para pedir su protección y
ayuda en medio de las urgencias y dificultades más grandes, pues fue ella quien
conmovió a Jesús con su gran fe: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría
muerto mi hermano”, refiriéndose a Lázaro, que había fallecido solo unos días
antes. Marta le pide al Maestro con fe indudable que lo devuelva a la vida:
“Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá”, a lo que
Jesús responde: “Tu hermano resucitará” (ver: Juan 11).
Marta, que siempre mostró su deseo de servir, es también
ejemplo para todo cristiano que quiera cumplir sus deberes con diligencia y
responsabilidad.
En el arte religioso, a Santa Marta se le suele representar
vestida de azul o verde, con una cruz, un delantal y portando unas llaves,
siempre en actitud de servicio. También es común representarla siendo amenazada
por un dragón a sus pies, símbolo de que su actitud de amor y servicio son
escudos contra el maligno.