San Mateo 10,1-7
En el evangelio de hoy comenzamos a leer el discurso
apostólico de Jesús. San Mateo, nos da la lista de los 12 apóstoles en
introducción a este discurso mesiánico de Jesús, se confía la misión, esa
misión que le confía a la autoridad para expulsar espíritus y curar
enfermedades. Ciertamente estos signos van a avalar la palabra que ellos mismo
transmiten.
Nosotros sabemos que
Jesús no vino a ejercer como médico, en verdad porque estas sanaciones serán
signos de su presencia, pero es muy importante recordar y a mi gusto tener en
cuenta, la aceptación del Evangelio, en la vida nuestra, en la vida de todo
creyente, verdaderamente sanante.
Aceptar, escuchar, vivir el Evangelio nos cura, nos sana
nuestra miserias y enfermedades. Asumir el Evangelio en nuestra vida nos sana
en nuestras familias, nos sana en nuestro ambiente, en nuestra patria, porque
el Evangelio realmente purifica y sana. Esta verdad, si uno asume la Palabra de
Jesús ciertamente nos va curando de nuestros egoísmos, de nuestras miserias, de
nuestra mentiras, de nuestra fragilidades .Con el Señor y su Palabra quiere
ofrecernos vida abundante vida sana por eso dejarnos tocar y sanar , debemos
ponernos en su presencia.
Este texto también
nos habla de la fidelidad de Dios porque El es fiel a su pueblo, porque Él es
fiel al pueblo de las promesas por eso envía a los apóstoles en primer lugar a
los suyos a su pueblo, a sus ovejas perdidas del pueblo de Israel. Nosotros hoy
podríamos con esta lectura renovar nuestra confianza en que el Señor nos invita
a escuchar de nuevo su palabra, a vivirla y esta palabra será el modo de
manifestar realmente que la hemos escuchado bien.
Pidámosle a Jesús
entonces que nuestra vida, el Reino sea verdaderamente cercano al dejarnos
modelar por ese mensaje salvador.