San Lucas 10, 38-42
Fundador de
la orden franciscana. Hijo de un rico mercader llamado Pietro di Bernardone,
Francisco de Asís era un joven mundano de cierto renombre en su ciudad.
En 1202 fue
encarcelado por unos meses a causa de su participación en un altercado entre
las ciudades de Asís y Perugia. Tras este lance, aquejado por una enfermedad e
insatisfecho con el tipo de vida que llevaba, decidió entregarse al apostolado
y servir a los pobres. En 1206 renunció públicamente a los bienes de su padre y
vivió a partir de entonces como un ermitaño.
San
Francisco de Asís predicó la pobreza como un valor y propuso un modo de vida
sencillo basado en los ideales de los Evangelios.
El papa
Inocencio III aprobó su modelo de vida religiosa, le concedió permiso para
predicar y lo ordenó diácono. Con el tiempo, el número de sus adeptos fue
aumentando y Francisco comenzó a formar una orden religiosa, la de los
franciscanos. Además, con la colaboración de santa Clara, fundó la rama
femenina de su orden, que recibió el nombre de clarisas.
Sin embargo,
la dirección de la orden no tardó en pasar a los miembros más prácticos, como
el cardenal Ugolino (que luego fue Papa) y el hermano Elías, y él pudo
dedicarse por entero a la vida contemplativa. Durante este retiro, San
Francisco de Asís recibió los estigmas (las heridas de Cristo en su propio
cuerpo), según testimonio de él mismo, y compuso el poema Cántico de las
criaturas o Cántico del hermano sol, que influyó en buena parte de la poesía
mística española posterior.
San
Francisco de Asís fue canonizado dos años después de su muerte, el 15 de julio
de 1226, y sus sucesores lo admiraron tanto por su modelo de austeridad como
por su sensibilidad poética.