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11 de junio


 San Mateo 5,33-37.

Jesús, que está haciendo una reinterpretación de la ley, le va dando, una vuelta de rosca porque no anula el Antiguo Testamento, la Ley, los Profetas, sino que viene para dar cumplimiento, para encontrar el espíritu que animaba aquellas leyes.

Y acá la reinterpretación que hace es de este mandamiento que dice “no jurarás en falso, y cumplirás lo que has jurado al Señor”, Jesús dice “no juren”, que determinante que es su afirmación “no juren” por nada, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por tu propia cabeza.

 Porque en realidad Jesús nos hace poner frente a este hecho de que no somos dueños de nada; el cielo es de Dios, la tierra le pertenece y a la cabeza nuestra tampoco podemos cambiar ni un solo cabello de color.

 En realidad, uno hoy día pensaría que talvez si podemos cambiar porque pensamos en las tinturas, pero las tinturas cambian por fuera, en realidad, el pelo sigue siendo del mismo color que tenías es solamente una apariencia de otro color.

Bueno entonces a qué nos invita Jesús, a tener un corazón veraz y cuando sea si digamos que “si” y cuando sea no digamos que es “no” y punto, ninguna otra cosa más, lo demás viene del maligno, del enemigo, del demonio dice Jesús. Lo que añadamos después, no es cristiano.

Entonces el problema no está en decir una y otro juramento después de una afirmación sino en que nuestro corazón sea realmente veraz, que siempre digamos las cosas como son. Al pan, pan y al vino, vino.