San Juan 7,40-53
En el evangelio de hoy el pueblo se pregunta por la
identidad de Jesús. Muchos sorprendidos por su forma de hablar, de expresarse
con la autoridad que realmente viene de su Padre. Se preguntan: ¿Quién es
realmente Jesús? ¿Es el Mesías esperado? ¿Es un Profeta más?
Muchos no lo podían creer, porque viene de Galilea. El
Mesías no va a venir de Galilea. Por lo tanto, se produce como una división
entre el pueblo, entre la gente que lo escuchaba. Y esto, muchas veces pasa hoy
también, con los seguidores y con los que no lo siguen a Jesús.
En más de una familia
puede darse esta realidad, quienes están siguiendo a Jesús y quienes no. Por lo
tanto, la persona de Jesús siempre nos interpela y hace que tomemos partido, o
para un lado, o para el otro. Pero, no termina aquí la historia del evangelio
de hoy que se nos presenta.
Los guardias que había sido enviados por los sumos
Sacerdotes, por los jefes de fariseos, justamente vuelven con las manos vacías,
no llevan apresado a Jesús y cuando se les interroga y se les pregunta porque
no lo trajeron, ellos responden: “Nadie hablo jamás como este hombre”. Esto
denota la autoridad que tiene Jesús y justamente esto nos da a entender que
viene de Dios y habla con la verdad.
Hay alguien que sale a defenderlo en este relato, que es
Nicodemo. Nicodemo, recordemos unos capítulos antes en este mismo evangelio,
tiene un encuentro con Jesucristo, una experiencia fundante en el medio de la
noche y Jesucristo le propone un cambio
de mentalidad, le propone una apertura en su vida, distinta a todo lo conocido
Hoy, la pregunta que podemos hacernos o una de las preguntas
al leer este evangelio es: ¿Qué nos pide el Señor Hoy?
El Señor, nos invita entonces, a un cambio, a una apertura,
a tener una mentalidad mas amplia.
Pidamos entonces en este día al Señor, en este día Sábado la
gracia de abrirnos para poder escuchar, para poder ver lo que Él nos quiere
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