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15 de diciembre

 

San Lucas 7,19-23

El texto que hoy la Iglesia nos pone para meditar y para hacer alimento nuestro, se nos presenta, como en este tiempo del Adviento, a la figura del Bautista.  Juan el Bautista tenia una idea del Mesías, que vendría, como quería todo el pueblo Judío, muchos religiosos del pueblo Judío, con el hacha, con el fuego, invitando a la conversión. Por eso estando en la cárcel oye de Jesús que presenta al Dios cercano, que se compadece, que incluye, que llama a todos, y allí la pregunta que le manifiesta por medio de Herodes y de sus discípulos.

Es comprensible la duda y el asombro de Juan. Jesús responde de sus obras; las obras de Jesús son el signo más elocuente de su identidad.  Ahí se anuncia lo que vieron: los ciegos ven, los inválidos andan, los enfermos de lepra quedan limpios, los muertos resucitan, a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. El Reino de Dios, claramente ha llegado, en la persona de Jesús, y agrega este evangelio “Feliz aquel con quien yo no sea motivo de tropiezo” o algunos otros textos hablan, "quien no sea defraudado o escandalizado por mi.".

 

El Mesías Jesús es el que vino a servir: que es el amigo de los pobres, es el amigo de los que no cuentan, es la clave de este Mesías, no es el Mesías como entendían los judíos. 

Y le une Jesús a los signos de las curaciones el anuncio del Evangelio. Esto es signo de la Buena Noticia, signo del Mesías que viene. La evangelización y la liberación del hombre siempre, son una unidad. No se puede separar el anuncio del Evangelio y la vida,  a una sociedad mas justa, donde hombres y mujeres sean incluidos sean respetados sus derechos, se respete la vida, la vida desde la concepción hasta la muerte natural,  se respete la salud , la vivienda, el trabajo o la educación. Si faltan están cosas y no se respetan estas cosas es que todavía la fe no  ha terminado de encarnarse. Y yo como un creyente si no vivo una fe que se traducen en actitudes sociales, mi fe no es totalmente fe, puede ser una fe débil o una fe muerta.

Vamos a pedirle al Señor también entonces, que nos ayude a vivir la alegría de este Jesús que vino que anuncia a los pobres la Buena Nueva, que sana, que cura, que incluye, que eleva y dignifica a su ambiente. Porque nosotros, cristianos, estamos llamados a ser esto como presencia de Jesús, de nuestra propia realidad, en nuestros estudios, en nuestro trabajo, en nuestra familia, en nuestra escuela… estamos llamados a ser signo de verdadera liberación.