San Lucas 21, 29-33
Ya se nos está terminando el año, y ya se nos termina el año
litúrgico, ya en unos días comenzamos el adviento, este tiempo de preparación
gozosa a la Navidad, y el evangelio de Jesús sigue con esta tonalidad
escatológica del fin de los tiempos y una vez más Jesús nos da otra máxima para
nuestra vida, otro principio para el corazón, del que tenemos que recordar y
vivir siempre.
Escuchen: –“El cielo y la Tierra pasaran, pero mis palabras
no pasaran”. ¡Que grande Jesús! ¿Jesús es Dios, por eso tiene pretensiones de
eternidad en nuestro corazón.
Nosotros podemos jugar con esta frase y decir: -las modas
pasaran, las ideologías pasaran , mis caprichos pasaran, mis idas y venidas
pasaran, mis problemas familiares pasaran, mis problemas de estudio pasaran,
aquellas cosas que no resuelvo pasaran; pero la Palabra de Jesús, no pasaran
nunca, ¡que fantástico! Poder descubrir
que cuando nosotros abrazamos en la Fe la palabra de Dios, estamos abrazamos
algo novedoso pero a la vez tan firme, tan estable en el que podemos cimentar
nuestra vida.
Nuestra vida ya no está sujeta a los vaivenes de la moda, de
las ideologías, de los caprichos, de las locuras mías o ajenas. Sino que mi
vida puede estar firme en la Palabra cariñosa y amorosa de Jesús. Ahí tenemos
que poner el corazón, en las palabras amorosas, cariñosas, esperanzadoras de
Jesús. “El cielo y la tierra pasaran, pero mis palabras no pasaran”, nos dice
Jesús.
Jesús, Tú pareces haber aprendido tanto de la naturaleza.
Concédeme el mismo conocimiento, de manera que pueda captar la presencia, la
acción y el cuidado de Dios en mi vida.
La mención de esta higuera en este evangelio me recuerda a
la otra higuera a la que se le concede una segunda posibilidad de dar fruto.
¿Tengo el coraje para empezar de nuevo cuando las cosas no funcionan la primera
vez?
Es una dura lección: cuando nuestras vidas se vuelven
inciertas y llenas de temores, el Reino de Dios está cerca. Está presente en
los Misterios Dolorosos, así como en los Gozosos. San Juan de la Cruz decía:
"El amor es fruto de la fe, es decir, de la oscuridad" Nos aferramos
a Ti.