Mateo 11,28-30
¡Qué lindo es hoy encontrarnos con este Evangelio de San
Mateo donde Jesús invita a todos sus discípulos a que vayan a Él! A los que
están afligidos y agobiados para que Él los alivie.
Estas palabras quizás puedan llegar hasta el fondo de
nuestro corazón y ¡qué bueno sería! Muchas veces nosotros estamos inmersos en
el trajín cotidiano, en la vida de todos los días, pero que también estamos
muchas veces preparando dinámicas, reflexiones, homilías, o luchando junto a
nuestros hermanos, en solidaridad, con compasión, en tareas sociales también de
la Iglesia, siempre pensamos muchas veces en terceros. Y pensamos en ellos. Y
pensamos todo lo anterior hecho para ellos.
Por eso me parece una linda oportunidad que hoy podamos leer
este evangelio pero en clave personal. Hoy Jesús me dice: “a vos qué estás
afligido y agobiado, vení. Dame tus yugoque yo lo quiero cargar”.
Va Jesús a esas partes de nuestra vida donde muchas veces no
nos gusta ir; que son nuestros conos de sombra, que forman parte de nuestra
condición humana pero qué tiene que ver con lo débil o con la miseria, con las
cosas que no pudimos todavía lograr.
Que quizás también tienen que ver con los fracasos y las
cosas que nos cuesta aceptar de nuestra vida. Yo creo que es una linda
oportunidad está la que nos da el Evangelio de poder entregárselas a Jesús, de
poder decir: “Señor, hoy te quiero contar cuáles son las cosas que me afligen y
cuáles son las cosas que me agobian. Señor hoy tengo ganas de que hablemos de
corazón a corazón…”
¡Cuánta necesidad tenemos! Porque muchas veces sentimos que
la cultura de la muerte, con esta cultura global del descarte y del menosprecio
que invisibiliza el sufrimiento y el dolor de muchos hermanos, no quiere pisotear
y pasar por encima. Y sin embargo nosotros hoy queremos contar con la gracia de
Jesús.
Porque sabemos que nuestra fuerza no nos viene de nuestra
propia voluntad ni de nuestras ideas sino que nos viene de la convicción de que
nuestro corazón y nuestra fe está puesta en el Corazón de Jesús.
Te deseo un día lleno de luz donde puedas verdaderamente
encontrarte con Jesús y contarle estas cuitas del corazón.
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