Páginas

23 de junio

 

San Mateo 6, 19-23

 San Mateo nos presenta una parte del Sermón de la Montaña con varias instrucciones complementarias a lo ya dicho por el Señor Jesús; hoy leemos las dos primeras y breves unidades, que son de carácter sapiencial  y que hablan de los auténticos valores, a través de dos imágenes: el tesoro y el ojo.

 La primera sentencia es el Tesoro en el cielo, contiene dos mandatos, uno positivo y otro negativo más un proverbio que justifica los dos mandatos. Se muestra un fuerte contraste entre tesoros corruptibles y tesoros incorruptibles, estos últimos se refieren a tesoros que ya se han experimentado como tales en esta vida, pero cuyo valor continúa en la eternidad, por ejemplo, honrar padre y madre o realizar acciones bondadosas (Eclo 20,30; 41,14).

 

 La segunda sentencia es El ojo sencillo, contiene una definición seguida de dos oraciones condicionales paralelas y opuestas (paralelismo antitético) y termina con una oración condicional final y abierta (Si la luz que hay en ti se oscurece ¡cuánta oscuridad habrá!). El ojo simple apunta a la pureza del corazón, resolución firme y lealtad íntegra, no con doble intención (ver Sant 1,7-8) por eso el discípulo, la discípula debe pedir y recibir esta integridad y armonía del alma como un don de Dios. En definitiva, si la orientación básica de la vida del cristiano, de la cristiana, su opción fundamental es sólida, “buena”, “sana”, los resultados, en su totalidad serán positivos.

 

 

pidámosle entonces a Jesús realmente tener un corazón transparente a la gracia de Dios, un corazón que realmente pueda llenarse de ese amor de Dios para contagiarlo, para darlo, para entregarlo a los demás.