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20 de febrero


 San Mateo 1,16.18-21.24

Hoy la Iglesia celebra la solemnidad de San José, el esposo de María y el padre adoptivo de Jesús, lo celebra como al varón bueno y justo, que se dejó conducir por Dios para llevar adelante su plan de salvación.

Siempre me impresiono la prontitud con que José responde al Señor, el evangelio nos dice que ni bien José recibió en sueños la indicación del ángel que le dice que es lo que debe hacer, inmediatamente hace lo que el Señor le pide.

José seguramente tenía, humanamente elaborado sus proyectos y sus planes, pensaría casarse con María, quizás tener una numerosa descendencia y sin embargo lo sorprende el Señor Dios, que tiene otros planes para él. El señor Dios que sabe que José es un hombre de confianza, por eso le encomendará el cuidado de María virgen y el cuidado de Jesús. José en el plan de Dios esta pensando como el sacramento del Padre Dios en la tierra, hará las veces de padre de Jesús, a quien cuidará como si fuera suyo, a quien amará tanto como si fuera el hijo salido de él mismo.

¡Que hermosa esta imagen de José! Este José obediente que aunque no entiende va obedecer, se va a dejar conducir a una dicha mayor, de la que había imaginado hasta ese momento.

Cuanto tenemos que aprender todos nosotros de José, para dejarnos también conducir por Dios. En este tiempo de Cuaresma, que estamos tratando de hacer más espacio a la oración en nuestra vida, la oración que es sobre todo, escucha de Dios, no es largarle el rollo de nuestras palabras y nuestros discursos: primero es escucharlo a Él, hacer silencio de nuestras palabras para que Dios hable, hacer silencio de nuestros proyectos pasajeros, para que Dios, como a José nos muestre sus caminos de eternidad.

¡Qué bien nos viene la figura de José!… que habla poco… pero que sabe escuchar a Dios, que tiene siempre un SÍ a flor de labios, para todo lo que le pida Dios, un José que no desconfía del amor de Dios, que sabe que Dios quiere más que nadie su bien, y su felicidad.

En este día  tengamos un encuentro amistoso con José, nuestro celestial patrono que desde el cielo, nos protege, nos cuida, este José que es modelo de creyente, para todos nosotros y cada uno de nosotros pidámosle que nos comparta, su prontitud, su generosidad, su fidelidad en el amor de Dios, dígalo cada cual con sus palabras, a mí me gusta decirle a si: “José tú  que fuiste sencillo para deshacer tus planes, ayúdanos a deshacer en nuestras vidas , todo lo que no venga de Dios, ayúdanos a tener un oído atento , para escuchar a Dios que siempre nos habla, que está susurrándonos permanentemente su voluntad , para que podamos encontrar sus caminos en nuestra vida. José tú que cuidaste de María y de Jesús extiende hasta nosotros tu protección, para que seamos hombres y mujeres creyentes de este Dios que es amor.