San Juan 1,
43-51
Jesús, El
Emanuel, la Palabra del Padre, continúa su misión, comienza a caminar y llamar
a los que Él quiere. Caminando hacia Galilea, se encuentra con Felipe, a quién
le dice “Sígueme”, quien se encuentra a su vez con Natanael y le comparte su
testimonio, la alegría y el gozo de haber encontrado a Aquel, de quien hablaba
Moisés y los Profetas, a Jesús y por eso la Invitación de Felipe a Natanael,
“Ven y Veras” y Natanael, gracias a Felipe se encontró con Jesús y con toda su
verdad, con el Hijo de Dios.
El Hijo de
Dios, se hizo hombre, se hizo Emanuel, Dios con nosotros, se hizo peregrino,
para Regalarnos la Vida del Padre, su misericordia y nos invita y llama a
compartir con Él, el Camino, su misma Vida, su Reino.
Estamos
llamados a dejarnos abrazar por la ternura y misericordia de Dios, en Jesús,
llamados también, al igual que Felipe a seguirlo, a encontrarnos personalmente
con Él, la Promesa de Padre, el Mesías. Nuestro encuentro personal con Jesús
cambia nuestra vida de tal modo, que no podemos callar, que queremos
compartirlo y anunciarlo porque deseamos que todos vivan esa experiencia, la
alegría del saberse amado, la del saberse conocido y encontrado por Jesús, como
Natanael.
¿Te dejaste
encontrar por Jesús? ¿Alguien te lo presentó? ¡déjate encontrar por Él, “Ven y
Verás”!
Señor,
Renueva en nosotros, el gozo, la alegría del sabernos Amado, la alegría de tu
llamado y el deseo y decisión de compartir tu vida con nuestros hermanos. Necesitamos
renovar nuestro encuentro contigo, siempre nos llamas a seguirte, cada día, a
cada momento, y a la vez cada día hay alguien que necesita que le hablemos de
Ti, que te mostremos, Nuevamente te decimos, “Maestro, Tu eres el Hijo de Dios,
Tú eres el Rey de Israel”
De modo
especial nos unimos en la oración por tantos jóvenes y familias que dejando sus
casas y comodidades, están misionando, llevando tu Palabra en distintos lugares
de nuestro País.