san Lucas 18, 35-43
Estamos ante la curación del ciego. Nosotros en esta escena
podemos vernos reflejados. Somos ciegos muchas veces, no tanto de los ojos
corporales, sino de los ojos del corazón. Nos falta la fe. Nos falta la luz de la
fe que ilumina nuestro camino. El que sigue a Jesús no anda en tinieblas. Jesús
se proclamó como la luz del mundo. Dijo así: yo soy la luz del mundo el que me
sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Creo que nunca agradeceremos bastante la luz que Dios nos ha
regalado. Dios nos regaló ya en nuestro bautismo la luz de la fe. La fe es un
regalo de Dios, pero se nos da en semilla. De nosotros depende que esa
semillita crezca. Hay que sacarle la
maleza y regarla cada día con el agua de la oración, con el agua de la Palabra
de Dios. Esa semilla de la fe irá creciendo y se convertirá primero en una
plantita tierna, y luego irá tomando fuerza hasta ser un árbol grande, y
vendrán los frutos.
Jesús nos pregunta hoy a nosotros como le preguntó al ciego:
¿qué quieres que haga por ti ? Podemos responder que vea otra vez, que podamos
volver al primer amor, cuando todo andaba entre rieles y la luz nos llenaba de
vida. Luego tal vez se nos fue oscureciendo el camino, nos fuimos cansando y
hemos aflojado. Y esto es muy humano. El Señor ve todo lo nuestro y nuestro
pecado, y no lo asusta ni lo aleja de nosotros. Por eso con confianza podemos
decirle: Señor que vea de nuevo, que vea otra vez.
El ciego recuperó la vista y lleno de alegría siguió a Jesús. Jesús sigue pasando por nuestra vida, no lo desaprovechemos. El quiere darnos la luz de la fe o reavivar nuestra llama de la fe si se ha apagado, pero nosotros debemos pedírselo. A él le encanta que nos sintamos pobres, débiles, y que acudamos a él con confianza.
Señor abre nuestros ojos del corazón y danos la luz de la fe
que ilumina nuestro caminar por el Camino. Cristo es nuestro camino, si
caminamos en él, es el camino que nos conduce al Padre. Alejarnos de Jesús es
vivir en la oscuridad, acercarnos a Jesús es vivir en la luz de su amor. Que
podamos caminar siempre en esa luz radiante que ilumina nuestras vidas
llenándolas de alegría y de sentido.