San Lucas 12,1-7
El Evangelio
de este día comienza diciendo que eran miles de personas que se reunieron junto
a Jesús, indicio de que su popularidad era cada día mayor, y que la gente
realmente necesitaba encontrarse con Él, seguramente porque eran como ovejas
sin pastor y porque desde sus experiencias personales había descubierto que
tenía palabras de vida eterna.
Y Jesús
aprovechó esta ocasión para manifestar que tengan cuidado con la levadura de
los fariseos manifestada en la hipocresía. Uno puede comprender en este punto
que una de las cosas que Dios más rechaza de nosotros es justamente la
hipocresía, es decir fingir o aparentar algo que no es.
Quizás uno
pueda preguntarse porque Dios no quiere esto en nosotros… simplemente porque
Dios es la verdad y porque la hipocresía se acerca a la mentira. Dios ama la
verdad y no acepta la mentira. Por eso como nos enseña la Palabra de Dios: la
mejor forma de adorarlo es en espíritu y en verdad. Jesús quiere algo distinto
para nuestra vida, Él clama por nuestra transparencia, por nuestra coherencia
de vida, entre lo que hay en nuestro interior y lo que podamos manifestar
delante de los hombres a través de nuestras acciones y de las cosas que podemos
decir, para que ellos también puedan conocer quien es Dios, es decir, que
puedan conocer que es la Verdad.
Por eso
también Jesús en la Palabra de hoy nos dice con insistencia que no tengamos
miedo porque cuando uno camina en la verdad Dios siempre está con nosotros. No
dejemos que la hipocresía invada nuestra vida, ella hará que perdamos nuestra
esencia y nuestra pureza. No te alejes nunca de Dios, porque quien se aleja de
Dios se pierde para siempre.