San Mateo
12,1-8
El evangelio
de hoy nos invita a vivir realmente en la libertad. Nos hace tomar conciencia
que las buenas obras que hacemos, nuestros comportamientos en general tienen
que estar regidos por la libertad y sobre todo por el amor. Si nos dejamos conducir por el Espíritu Santo
siempre es más sencillo.
“Prefiero
misericordia al sacrificio” va a repetir Jesús, frase que se la hemos escuchado
ya varias veces en distintos evangelios, y en el fondo nos invita a no poner el
acento en el cumplimiento sino en la libertad, en el amor, en buscar realmente
las cosas de Dios, primero el reino y luego obrar en consecuencia.
Frente a la
acusación de que los discípulos hacen lo que no está permitido en sábado, Jesús
se defiende y defiende a sus compañeros dejando bien en claro que el hijo del
hombre es dueño del sábado. Primero está la dignidad humana antes que el
cumplimiento de distintas leyes.
Esto no
quiere decir que no haya que respetar la ley, que no haya que cumplirla, pero
muchas veces hay situaciones especiales, siempre hay que tener primero en
cuenta a la persona y después el simple cumplimiento.
Que el Señor
nos regale un espíritu de libertad entonces para poder hacer buen uso de este
Don tan grande que nos ha regalado.
Que no nos
quedemos cómodamente en estructuras ya armadas, que no nos refugiemos bajo la
expresión: “siempre se hizo así”.
Que el Señor
nos regale un verdadero espíritu de libertad.