San Juan 11,45-56
Estamos en el día previo de comenzar la semana Santa, la
fiesta de entrada triunfante de Jesús a Jerusalén.
Y vemos como en el evangelio se termina de resolver la
tensión y el conflicto entre Jesús, los sacerdotes y las autoridades judías,
decretando el deseo de la muerte de Jesús.
Como el signo de la resurrección de Lázaro, un signo tan
fuerte y tan claro termina siendo para algunos la posibilidad de creer en
Jesús, pero, para otros termina siendo la frutilla del postre, de resolver
rechazar a Jesús y querer eliminarlo.
Los signos de Jesús producen eso en nosotros, nos invita a
la respuesta personal. O creemos en Él y le abrimos las puertas del corazón o
buscamos la manera de sacarlo de nuestra vida, de matar la gracia, de matar el
don.
Que en esta semana Santa que ya estamos por comenzar podamos
decirle que ¡Sí al Señor! Abrirles las puertas de nuestro corazón, de nuestras
familias y experimentar está alegría nueva que nos trae la Pascua.