San Juan 8,51-59
El evangelio de hoy nos dice que quien guarda mi Palabra no
sabrá lo que es morir para siempre. Terminando la Cuaresma, la Iglesia nos hace
pensar en estas Palabras maravillosas del Señor, tenemos que buscar la Vida Eterna,
porque que para eso hemos nacido, para amar a Dios y conservar el amor de todos
nuestros hermanos por toda la Eternidad. Para eso nos estamos preparando en
Cuaresma, en realidad para eso vivimos.
Pero al final de la Cuaresma, yo le pido al Señor, nos
debemos nosotros llenar de estos pensamientos, le pido al Señor que nos haga
pensar en la Vida Eterna, que no nos basta la maravilla de la vida en el
tiempo, queremos pensar en la eternidad Santa de Dios que será más
profundamente participada por el amor de Dios que se volcará sobre todos
nosotros, para eso tenemos que guardar Su Palabra.
Guardar Su Palabra es
en el fondo hacer lo que Él hizo, que fue amar y amarnos hasta el fondo de su
vida, hasta el fondo de su corazón.
Así nos amó Él, así queremos amar nosotros, imitar su
conducta, imitar su amor. Esa es la vida que se debe intensificar en Cuaresma
de todos aquellos que creemos en Jesús y que descubriendo su misterio lo
queremos hacer nuestro.
La promesa fiel del Señor de darnos esa vida se cumple, salvo
que nosotros la rechacemos. El Señor la está
cumpliendo con nosotros hoy, quiera el Señor cumplirla para siempre en
nosotros y en todos, porque el Señor llama a todos a su Amor.