SAN JUAN 20,11-18
En Este martes de Pascua, estamos celebrando la resurrección
de nuestro Señor, el que muriendo destruyo nuestra muerte y resucitando
restauro nuestra vida. Es la aparición de Jesús a María Magdalena y esa famosa
frase que habremos escuchado como susurro en nuestros oídos: “¿Por qué lloras?
si el que creías muerto está vivo, ha resucitado”
Cuantas veces Jesús nos habrá preguntado: “¿Por qué estas
triste? ¿Por qué estas desconsolado? ¿Por qué te amargas la vida? ¿Por qué te sientes
solo? ¿Por qué experimentas que nadie te quiere? ¿Por qué en el fondo te
sientes como el último? ¿Por qué lloras, si yo estoy contigo?
Que este martes de Pascua podamos celebrar o continuar el
festejo de que nuestro Dios, no es un Dios de muertos, sino de vivos. No es un
Dios de tristes, sino de alegres. No es un Dios de violentos, sino de
pacíficos. No es un Dios de odio y de rencor, sino que es un Dios de amor y de
reconciliación, un Dios de reencuentro, un Dios de integración, un Dios de
inclusión.