San Mateo 28,8-15
Esta semana es muy especial- Diría que es una semana con
Cristo. Él mismo es quien nos llama a
reconocerlo Resucitado en la Galilea de nuestras vidas.
Galilea, en el Evangelio, es el lugar de la vida cotidiana,
del quehacer diario. Galilea, para los discípulos, es su lugar de origen, el
lugar donde habían encontrado a Jesús o, más bien, donde Jesús los había
encontrado a ellos.
Es el lugar del “amor primero”… Galilea les remite al
momento en que sus vidas tomaron otro rumbo, otro color. Fue en donde pasaron
de ser pescadores, cobradores de impuestos, comerciantes, a ser colaboradores
de Jesús, a ser discípulos, a ser “amigos en el Señor”.
Atrás habían dejado
las barcas y las redes, las seguridades y los miedos, porque con Cristo se
habían atrevido a mirar la vida con ojos nuevos… Fue en Galilea donde
entendieron que Dios era Padre Misericordioso y que Jesús, el Hijo, había
venido a sanar lo que estaba enfermo, y a buscar y salvar lo que estaba
perdido. Fue en Galilea, donde experimentaron los primeros signos del amor de
Dios.
Ahora Cristo, vuelve a citarlos en Galilea, pero no para
“vivir en el pasado”, sino para transfigurarlo todo con la luz siempre nueva
del Resucitado. Vuelve a citarlos en Galilea, porque es en Galilea, en la
Galilea cotidiana donde han de buscarlo, donde han de amarlo, donde han de
anunciarlo, donde han de vivirlo y celebrarlo.
Como los discípulos, entonces, también nosotros somos
llamados a encontrar a Cristo en nuestras Galileas, es decir, en nuestros
espacios de vida diaria, de vida familiar, de vida académica, de vida laboral,
de vida comunitaria, de vida apostólica. ¡Sí! Es ahí, en la vida de todos los
días donde Cristo Resucitado quiere que lo descubramos.
Volver a Galilea es volver a conectarte con tus deseos más
hondos. Volver a encontrarte con Jesús. Volver donde el corazón se te encendió.
Volver a hacer aquello que le da más sentido a tu vida. Volver al lugar donde
los sueños se despiertan y cobran vida.
¡De la mano del Resucitado, entonces, volvamos a Galilea!
Volvamos a conectar con el Dios encarnado, con el Dios vivo, Resucitado.