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22 de marzo

 

San Mateo 18,21-35.

En este tiempo de cuaresma, estamos invitados, llamados a volver nuestro corazón a Dios, sea por medio de la escucha de la Palabra, así como también por medio de los consejos propios de este tiempo, la oración, las privaciones voluntarias y la caridad. Convertirnos, volver nuestro corazón a Dios, es hacer nuestro corazón semejante al suyo.

La Palabra de este día, nos regala este diálogo entre Pedro y Jesús en el cual Pedro, pregunta: “¿Cuántas veces tengo que perdonar las faltas a mi hermano?” Jesús le responde, “no solo hasta siete veces, sino setenta veces siete” ampliando la respuesta con una parábola sobre el Reino… para terminar diciendo “lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes sino perdonan de corazón a sus hermanos”

Vivimos y somos parte de una sociedad que reclama muchos derechos, lo cual está muy bien, pero que casi nunca respeta los derechos de los demás. Muchas veces reclamamos que nos perdonen, que nos tengan paciencia, es más muchas veces presumimos del perdón de Dios, incluso… pero la gran mayoría de las veces no perdonamos, nos enojamos y quedamos resentidos, no tenemos paciencia con nadie, es decir no perdonamos una…. Lo vivimos muchas veces en la escuela, en el trabajo, con nuestros compañeros, en el auto o en el tráfico, incluso a veces también en nuestras familias.

Qué bueno que podamos en este día, y cada día entrenar nuestro corazón en el perdón, pidiendo a Dios su gracia, y proponiéndonos siempre perdonar, siempre ser misericordiosos como el Padre.