Lucas 15, 1-10
Hoy la iglesia recuerda a San Carlos cuyo nombre significa "hombre prudente"
ha sido uno de los santos extraordinariamente activos a favor de la Iglesia y
del pueblo que sobresale admirablemente.
San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio aquella
frase de Jesús: "Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su
vida por Mí, la ganará" murió relativamente joven porque desgastó
totalmente su vida y sus energías por hacer progresar la religión y por ayudar
a los más necesitados.
Decía que un obispo
demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo
sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener
tiempo de sobra para perder.
Nació en Arjona (Italia) en 1538. Desde joven dio señales de
ser muy consagrado a los estudios y exacto cumplidor de sus deberes de cada
día.
A los 21 años obtuvo el doctorado en derecho en la
Universidad de Milán. Un hermano de su madre, el Cardenal Médicis, fue nombrado
Papa con el nombre de Pío IV, y éste admirado de sus cualidades nombró a Carlos
como secretario de Estado.
Más tarde, renunció a
sus riquezas, se ordenó de sacerdote, y luego de obispo y se dedicó por
completo a la labor de salvar almas.
San Carlos fundó 740 escuelas de catecismo con 3,000
catequistas y 40,000 alumnos.
Fundó además 6 seminarios para formar sacerdotes bien
preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que
muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios.
Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe
Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más.
Murió cuando tenía apenas 46 años, el 4 de noviembre de
1584. En Arona, su pueblo natal, le fue levantada una inmensa estatua que
todavía existe.