Primer
domingo de Adviento
san Lucas
(21,25-28.34-36)
"La vida que Dios quiere"
Todos
nosotros tenemos, en nuestra vida, personas a las que queremos de manera
especial. Nuestros padres, nuestros hijos, nuestros familiares y amigos, todos
ellos ocupan un lugar especial en nuestra vida y en nuestro corazón. Cuando
pensamos en ellos, les deseamos lo mejor. Cuando estamos con ellos, nosotros
mismos nos sentimos bien.
¿Qué hacemos
por las personas que queremos? Nos gusta hacer felices a los que amamos, ¿no es
así? Sí, nos gusta complacerlos. Por ejemplo: una esposa que quiere complacer a
su marido cocina la comida que más le gusta. El marido, por su parte, compra
para su mujer la ropa que ella prefiere. Un amigo compra para su amigo un
regalo que sabe que le hará feliz. Así es como se comportan las personas que se
aman: hacen todo lo posible por complacer al otro de diferentes maneras,
pequeñas y grandes.
Ahora bien,
si te preguntara "¿Amas a Dios?" Probablemente te sorprenderías y
dirías: "¡Por supuesto que amo a Dios!"
Sí, amamos a
Dios. Al menos, intentamos amarlo. En el fondo de nuestro corazón, sabemos bien
que Él es muy bueno con nosotros. Él mismo nos ama de muchas maneras. Nos da
tantos regalos y bendiciones. Queremos amarlo a cambio.
Para
demostrar que lo amamos, queremos complacerlo. Pero, a veces, no estamos muy
seguros de cómo hacerlo. ¿Qué podemos hacer para hacer feliz a Dios?
Hoy, en la
segunda lectura, el apóstol Pablo nos da la respuesta a esta pregunta. Nos dice
cómo podemos agradar a Dios. Esto es lo que dice:
"Les
rogamos y los exhortamos a que progresen cada vez más en el tipo de vida que deben llevar: En la vida que Dios quiere.
Esto es lo que realmente agradará a Dios. Pero
quizás todavía te estés preguntando: "¿Qué es ese tipo de vida?"
En el
evangelio de hoy, Jesús nos muestra cuál es esa vida que agradará a Dios
nuestro Padre. Nos dice lo que debemos hacer. Acabamos de escuchar sus palabras
leídas en el evangelio:
Esten alerta,
para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de
esta vida no entorpezcan su mente.
Manténganse despiertos
orando en todo momento para tener fuerza para sobrevivir a todo lo que va a
suceder. Jesús nos está diciendo dos cosas: que nos vigilemos y que
permanezcamos despiertos. Él mismo explica lo que quiere decir. Recordemos sus
palabras.
¿Por qué
dice que debemos vigilarnos a nosotros mismos? Porque nuestros corazones se
endurecerán. Esto significa que nuestros corazones se volverán duros. No
escucharán el mensaje de Dios. No estarán atentos a lo que le agrada a Él.
Jesús menciona tres cosas que pueden endurecer nuestros corazones: el
libertinaje, la embriaguez y el cuidado de la vida.
El
libertinaje es una gran falta de respeto
por el regalo que Dios me ha hecho.
La
embriaguez es otra forma de utilizar los dones de Dios de manera equivocada.
Dios nos ha dado muchas cosas para que nuestra vida sea feliz. Pero, cuando nos
da algo, quiere que lo usemos de una manera que le agrade. Cuando me
emborracho, muchas veces ya no me comporto como un ser humano. Mi mente está
dormida.
¿Y qué son
esos cuidados de la vida de los que habla Jesús? ¿Quiere decir que no debemos
hacer nada por nuestros problemas, o que no debemos preocuparnos por nuestros
hijos? En absoluto.
Los cuidados de los que habla son las
preocupaciones y los temores que no deberían estar en nuestros corazones.
Preocupaciones que nos inquietan, que nos dan miedo.
Por ejemplo:
la preocupación por conseguir siempre más dinero, sea cual sea el medio. El
deseo de ser muy rico, muy rápido. O la sed de poder.
Esto puede
quitarme el sueño. Hago planes para convertirme en una persona así. Pero me
preocupa, tengo miedo de que otras personas se interpongan en mi camino. ¿Cómo
puedo escuchar la voz de Dios en mi corazón, cuando mi corazón está tan ocupado
escuchando otras voces?
Jesús dice
que también debemos "permanecer despiertos, orando". ¿Orando por qué?
Por la fuerza: "la fuerza para sobrevivir a todo lo que va a
suceder". Todo lo que nos pase, de día en día: los problemas, las
dificultades, los sinsabores que nos trae la vida.
Podemos
superarlos, pero sólo con la fuerza que viene de Dios. Tenemos que rezar por
ello. Con esa fuerza no nos desanimaremos, sea lo que sea lo que tengamos que
afrontar.
Orar también
por la confianza. La confianza para estar ante Jesús sin miedo en nuestros
corazones. Dios nos ama más de lo que podemos entender. Esta es "la vida
que Dios quiere". Pablo nos dice: "Ya la estan viviendo". Sí, lo
intentamos. Pero sabemos que podemos hacerlo mejor. Este periodo de ADVIENTO es
un buen momento para empezar. He dicho al principio que hoy empezamos este
periodo de preparación de nuevo para la venida de Dios en Navidad. Es un buen
momento para mirar nuestras vidas y ver si realmente son "el tipo de vida
que estamos destinados a vivir".
Esta semana,
al examinar nuestras vidas, deberíamos elegir una cosa que sabemos que Dios no
querría ver allí. Puede ser la embriaguez, puede ser la infidelidad a mi
pareja. Sea lo que sea, déjame deshacerme de ello. Para poder hacerlo,
permíteme pedirle a Dios que su propia fuerza actúe en mí. Y déjame tener plena
confianza en que Él me dará esto, y todo lo que necesito para vivir la vida que
Él quiere.