San Mateo 11,20-24
El Evangelio
nos relata cómo Jesús recrimina a aquellas ciudades que no han creído en los
milagros que Él ha realizado y pone como ejemplo ciudades consideradas como
impuras, si allí se hubieran hecho los milagros, realmente hubieran creído.
Esto para
nosotros es un mensaje clave y preciso saber que cada acción del Señor tiene
que ver con una respuesta a nuestra fe. La fe que nos permite creer en su
Presencia y que Él haga posible lo imposible.
Esta Palabra
del Señor nos tiene que llevar a reflexionar cómo estamos viviendo nuestra fe,
como la cultivamos en lo cotidiano, qué hacemos para acercarnos más al Amor del
Señor y no quedarnos sólo en los milagros sino ir a lo profundo donde Él nos
muestra el Camino verdadero, camino que se hace Vida para nosotros.
Por eso
pidamos al Señor la Gracia de creer en los signos, en los milagros que va
realizando cotidianamente; que al final de cada día podamos repasar y descubrir
cómo el Señor ha obrado y cómo mostró su Presencia para nosotros y quienes
caminan a nuestro lado.
Que el Señor
sea luz y guía en el camino de la vida y quiera Dios que no nos pase como a
estos pueblos a quienes Jesús les recriminó la falta de fe. Que podamos ser
hombres y mujeres de fe.