San Juan 16,20-23
El Evangelio
de hoy nos habla del gozo y de la tristeza. Jesús menciona: “Ustedes están
tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo”. Y esto lo puede hacer solo
la Gracia de Dios en los corazones, cuando experimentamos muchas veces: Tanta
incomprensión, tanto dolor. tanta tristeza, Tanta falta de sensibilidad, de
caridad.
Parece, nos
preguntamos, si este mundo no está “patas para arribas, sino se ha dado
vueltas” y lo único que puede realmente volverlo a su curso natural, para lo
que fue creado, es: La caridad, es el amor, es la ternura que el Espíritu Santo
ha depositado en nuestros corazones y que estamos llamados a contagiar, con una
misión propia, con una misión particular, que -El Padre- nos ha encomendado.
Por eso la
Iglesia Católica en el mundo, la Iglesia joven tienen como tarea, justamente
transmitir, contagiar, la Buena noticia, con palabras y por supuesto, con
gestos, con obras de caridad.
Esa caridad
es la que cambia al mundo, esa caridad es la que nos da una alegría que nadie
nos podrá quitar.
El Maestro,
su persona, Jesucristo, Nuestro Señor y Maestro, es quien nos da la verdadera
alegría.
Pidamos al
Señor la Gracia entonces, de tener un corazón servicial, un corazón humilde
como el de María.