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25 de Octubre

 

San Lucas 13, 10-17

Estamos ante una pobre mujer encorvada. Jesús con un gesto de amor hace una curación en día sábado. Había una ley ya desde Moisés que impedía todo trabajo en día sábado. Era la ley sabática. En el día sábado que era dedicado a Dios no se podía hacer ningún trabajo ni sanar a un enfermo. Pero Jesús la va a sanar ese día para mostrar que la persona está por encima de la ley.

Muchos se escandalizaron que Jesús curara en día sábado. Este hecho de Jesús nos enseña que la caridad con las personas es superior a todo. El amor está por encima de la ley. Muchas veces nos quedamos atrapados en la ley.

 Si la ley nos impide ejercer la caridad fraterna no nos sirve para nada. Ya Jesús había dicho que no es el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre. Muchas veces podemos practicar una religión que nos hace esclavos.

 Parafraseando lo que dijo Jesús, podemos decir que no es el hombre para el auto, sino el auto para el hombre. Conocí a un hombre que se pasaba limpiando su auto, y lo cuidaba más que a su mujer. La prioridad siempre son las personas, ellas están por encima de las cosas, están por encima de la ley.

 Jesús siempre dio la primacía a las personas ante que la ley. Jesús por ayudar a los enfermos no cumplía la ley sabática por eso era mal visto por muchos.

Lo que era el sábado para el judío hoy sería el día domingo para nosotros. Es un día para Dios. ¿Lo tenemos presente a Dios cada domingo? Además, de dedicar el domingo a Dios ¿ayudamos a enderezarse a las personas que están agobiadas? Hay muchas personas a nuestro lado que están encorvadas por algún sufrimiento.

Qué lindo sería de proponernos hacer cada domingo algún acto de caridad. Que pudiéramos tener un plus que no hacemos en la semana. Como tener una atención para con algún enfermo o ancianito, o con alguien que está solo, o con algún familiar que hace mucho que no visitamos, o hacer una llamada telefónica amable.

O visitar a algún pariente que tenemos abandonado, o ayudar a desatar a alguien que esté atado en su sufrimiento. ¡Cuánto bien podríamos hacer! No dejemos de ser caritativos, y que Dios nos dé mucho amor para trasmitir a los demás.